¡Evaluemos!
- Jesús Peñas Velasco
- 19 dic 2017
- 2 Min. de lectura
Cuando hablamos de evaluación llegamos al punto más importante en cuanto al ámbito académico se refiere. Es lógico que todo proceso educativo debe evaluarse de alguna forma, es decir, los profesores deben establecer una forma mediante la que saber si sus alumnos han adquirido los conceptos, conocimientos o destrezas necesarias y que se les exigen. Lo interesante y la reflexión aquí surge precisamente en el método que utiliza un profesor para evaluar a sus alumnos. Lógicamente, lo primero que se nos viene a la cabeza son los exámenes, sin duda alguna el método de evaluación más extendido y el que prácticamente todo el mundo ha "sufrido". Los temidos exámenes han sido siempre la forma más común en la que los profesores se basaban para establecer si el alumno sabía lo que debía saber, pero cada vez más esto está en entredicho, ya que se está empezando a considerar que realmente esta no es la mejor forma de evaluar.

Como en todo, creo que aquí la clave reside precisamente en saber que hay diferentes métodos de evaluación y en saber cuándo utilizarlos. Está claro que hay asignaturas que quizás si que requieran de un examen, pero muchas otras que se pueden evaluar mediante formas distintas. Podemos evaluar con multitud de aplicaciones, con trabajos, incluso con gamificaciones, es decir, podemos saber qué conocimientos han adquirido los alumnos de formas mucho más interesantes tanto para los estudiantes como para los profesores. Además muchas de estas evaluaciones requieren incluso menos dedicación de tiempo por parte del profesor a la hora de corregir que los famosos exámenes.
En ningún caso se trata de eliminar el control, pero si adaptarnos a los nuevos tiempos. A muchos de nosotros se nos ha olvidado la mitad de la materia estudiada para un examen el día después de la realización del mismo. Esto deja claramente en evidencia que quizás este no sea el mejor método para evaluar.
Como decíamos antes, existen multitud de formas en las que saber cuánto saben nuestros alumnos: rúbricas, aplicaciones de evaluación, trabajos individuales y en grupo, exámenes, la observación, etc. No obstante, solo nosotros sabemos cual es la que mejor se adapta a nuestra asignatura, a nuestros alumnos y a nosotros mismos. Por eso, entra en juego la labor del docente responsable que se preocupa y se interesa en investigar otras formas de evaluación. Para mí no hay duda de que evaluar de forma correcta es una de las labores más importantes del docente.
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